El sutil arte de que casi todo te importe una mierda

El día antes de mi cumpleaños recibí un paquete, contenía 3 libros. Era un
regalo de Ricardo, una persona con la que estoy trabajando. Era un regalo
espontáneo, inesperado, ya que Ricardo no sabía que iba a ser mi cumple,
pero sí sabía que me gustan los libros y eligió tres temas dando en el centro
de la diana.

Hoy te quiero hablar de uno de los libros, el de Mark Manson,” El sutil arte de
que (casi todo) te importe una mierda”. Leí el primer capítulo, pintaba bien. Y
el último. Me atrajo su título como si fuera un imán: “… y luego te mueres”.

¡Qué vértigo! Nunca, pero nunca en mi vida, sentí algo parecido..

Yo no sufro lo que comúnmente se llama vértigo, sin embargo, las cuatro
últimas páginas de este capítulo me tuvieron paralizada, atornillada en el
suelo, agarrándome para no caer desde lo alto de los acantilados del Cabo de
Buena Esperanza.

Y yo en Madrid, en mi tumbona a unos 50 centímetros del suelo.

¡De locos!

Mark va describiendo de manera sutil todos los elementos que componen la
experiencia de acercarse andando lentamente, al borde del abismo. Las
sensaciones físicas que se instalan en su cuerpo, lo que su mente le va
gritando.

Todos los sistemas de alarma para garantizar su supervivencia se han puesto
en marcha. Los míos también.

Se deleita en los detalles, en el esfuerzo que tiene que hacer para vencer las
resistencias de su cuerpo y seguir adelante.

Y yo voy pasando por las mismas sensaciones, mi cuerpo responde a esa
situación de máximo peligro activando todos sus recursos. ¡Cómo si
estuviera allí!

Siento el miedo, lo localizo en los antebrazos, en las piernas, con una
sensación de hormigueo, una enorme pesadez. Siento la respiración corta y
agitada, me invade un sentimiento de irrealidad, mi cabeza le grita ¡no sigas,
capullo, que te puedes caer!

Pero él, Mark, siguió. Y a mí me invadieron unas ganas enormes de sujetarlo
para que parara, o al menos para que se sentara y se fuera acercando a rastras
si es que tan importante era llegar al borde.

Pero hay cosas que sólo se pueden hacer de pie.

Mark terminó sentado con las piernas colgadas en el vacío y yo agotada con
los propioceptores pidiendo piedad y con unas tremendas ganas de llorar.

Así funcionan nuestras mentes, la tuya la mía, la de Mark.

Nos dicen cosas para ayudarnos, para protegernos, para advertirnos… y
normalmente les hacemos caso.

Y nos quedamos en casa porque, si vas a la 􀁻esta y nadie habla contigo va a
ser terrible; y si aceptas ese puesto y descubren que no eres el/la mejor
candidato/a va a ser vergonzoso; si le pides el teléfono a Jaime y no te lo da,
no podrás volver al instituto; y si fracaso con este proyecto, me quedaré sin
trabajo; y si no nos va bien viviendo juntos y tengo que volver a casa de mis
padres…

Así una y otra vez, disfrazados de bueno consejos, lo que dirigen tus pasos
son tus miedos, tus dudas y tus inseguridades
,en vez de aquello que para ti
tiene realmente sentido, valor y significado.

Mark se propuso hacerle un pulso al miedo a la muerte, mirándole a la cara.
Nuestra última y más ineludible frontera.

Sentir el miedo, notarlo a través todos los poros de la piel, hacerle sitio, seguir
caminando, consciente de lo que quieres y con una terrible lucidez de que
TÚ eres el que está al mando de tu vida y no tus miedos.

Si sientes que se te pasa la vida mientas vas corriendo detrás de cosas que
para ti no valen una mierdx, o tal vez priorices lo que importa a los demás
antes que lo que vale para ti, tal vez te toque aprender a mirar a los ojos de lo
que temes y darle la mano para seguir adelante.

Si no tienes claro qué vale la pena y lo que te importa una mierdx, te
conviene de empezar a hacer limpieza.

Si quieres probar a poner “orden” y dirección en tu vida te puedo ayudar.
Es increíble como se despeja el horizonte cuando quitas del medio lo
innecesario, lo superfluo, lo que te agarrota y te lastra.

La alternativa es seguir como estás y que nada cambie.
No es muy útil pero tú eliges.

En cualquier caso, “… luego te mueres.”

Cordialmente,

Amor González Sánchez

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *